viernes, 22 de abril de 2016

El camino de la vida se nos puede llenar de dudas y de preguntas pero será siempre un camino de pascua, un camino desde la fe hecho al paso de Dios


El camino de la vida se nos puede llenar de dudas y de preguntas pero será siempre un camino de pascua, un camino desde la fe hecho al paso de Dios

Hechos 13, 26-33; Sal 2; Juan 14, 1-6

‘Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí’. Andaban inquietos los discípulos en la noche de la cena. Muchos signos extraordinarios se habían sucedido a lo largo de aquella cena que tenía que estar llena de alegría como eran siempre para los judíos la celebración de la pascua. Pero las palabras de Jesús hacían barruntar algo que ellos, a pesar de tantos anuncios que Jesús había realizado, seguían sin comprender. Las palabras de Jesús tratan de infundir calma en sus corazones invitándoles a poner toda su confianza en El, a poner toda su fe en Dios, porque era la pascua, el paso definitivo de Dios en sus vidas y en la historia.
Andamos inquietos también muchas veces ante cosas que nos desconciertan. Y cuando nos sentimos así parece que el mundo tiembla bajo nuestros pies. Contratiempos en los problemas que cada día nos van apareciendo, situaciones difíciles de las que no sabemos cómo salir, enfermedades que nos hacen sufrir ya sea porque nos afecten a nuestra propia salud o porque veamos enfermar a los que queremos y están a nuestro lado quizás con enfermedades incurables que les aboquen a la muerte, acontecimientos extraordinarios que se suceden en la sociedad que no llegamos a entender, catástrofes naturales que siegan la vida de tantos y que llenan de dolor a poblaciones enteras…
Parece que nos llenamos de dudas ante las cosas que nos suceden o lo que contemplamos en nuestro entorno y nos surgen muchas preguntas desde lo hondo del corazón. Miremos simplemente lo que cada día sucede en nuestro entorno, o las calamidades que se suceden unas tras otras en el hoy de nuestra historia. Podríamos recordar muchas cosas y hacer una lectura de nuestra historia.
 Pero escuchemos la palabra de Jesús: ‘Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí’. Jesús nos invita a hacer otra mirada distinta sobre la vida y sobre todo eso que nos sucede. Jesús nos invita a levantar la mirada hacia lo alto con otras metas distintas y más sublimes. Jesús nos invita a una trascendencia de nuestra vida que no se termina en el hoy que ahora vivimos y que puede concluir en la muerte.
Nos habla Jesús de su vuelta al Padre pero de que quiere que estemos con El para siempre. Jesús nos habla de otras estancias en las que podremos encontrar una vida superior y donde ya no habrá muerte ni luto ni dolor.
Los discípulos no entienden, quieren buscar caminos y no saben por donde encontrarlos. Pero Jesús les dice que El es el Camino, que El es la Verdad plena y absoluta, que El es la Vida que dura para siempre. Jesús les está enseñando que no han de hacer otra cosa que seguirle a El, poner toda su fe en El y hacer su mismo camino.
Será un camino de pascua, pero que es un camino que conduce a la vida. Es un camino que haremos al paso de Dios. Y el paso de Dios está también ahí en nuestros sufrimientos, en nuestras dudas e incertidumbres, en nuestros miedos y desánimos,  en esos problemas que nos aparecen cada día o en esos sufrimientos, los propios o los de los que están en nuestro entorno. Y si lo hacemos al paso de Dios todo eso nos llevará a la vida. Se nos puede hacer duro y nos costará muchas veces entender haciendo que surjan preguntas dolorosas en nuestro interior. Pero pongamos nuestra fe en el Señor y todo se llenará de luz y de vida. 

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