viernes, 16 de mayo de 2014

Volveré y os llevaré conmigo, para que donde yo estoy, estéis también vosotros



Volveré y os llevaré conmigo, para que donde yo estoy, estéis también vosotros

Hechos, 13m 26-33; Sal. 2; Jn. 14, 1-6
‘Volveré y os llevaré conmigo, para que donde yo estoy, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino’. Palabras de despedida pero de anuncio de un nuevo encuentro. Un nuevo encuentro, si cabe, que será más intenso, más vivo, de otra forma. Sabemos que estas palabras de Jesús fueron pronunciadas durante la última cena; palabras que iremos escuchando y teniendo la oportunidad de meditar en los próximos días que nos resten del tiempo pascual.
Los que se aman tienden a estar juntos, a sentirse profundamente unidos. Aquí es Jesús el que quiere que estemos con El y nos dice que tiene sitio para nosotros y nos señala el camino que ya tendríamos que conocer para estar con El. Quiere Jesús que vivamos profundamente unidos a El y que nunca nos separemos de El; ya iremos viendo cuánto nos dice en este sentido.
Pero es que nosotros si lo amamos y lo amamos de verdad sentimos también ese deseo en nuestro corazón; temeremos perderlo, que no podamos estar con El aunque confundidos algunas veces parezca que no sepamos cómo hacerlo. La fe que tenemos en Jesús nos lleva al amor; nuestra fe no puede ser algo frío meramente racional; en nuestra fe en Jesús ponemos todo nuestro ser y nuestro deseo tendría que ser vivir su misma vida; aunque, repito, en ocasiones andamos confundidos o hay cosas que tenemos el peligro que nos aparten de Jesús.
Hoy nos invita Jesús a una gran confianza en El; que pongamos toda nuestra confianza para que nada nos separe de El. ‘No perdáis la calma, nos dice; creed en Dios y creed también en mí’. Estas palabras suenan en todo su sentido en el marco que fueron dichas en los momentos previos al inicio de su pasión. El prendimiento de Jesús y su posterior pasión y muerte sería un gran escándalo para los discípulos; ya nos dice que a la hora del prendimiento en Getsemaní ‘todos lo abandonaron y huyeron’. Por eso Jesús les previene, van a venir momentos difíciles, pero no perdáis la calma, seguid manteniendo viva nuestra fe. Algunas veces es  difícil.
Sí, algunas veces nos es difícil; cuando en la vida nos aparecen los problemas que nos cercan y parece que casi no nos dejan respirar; cuando vienen los momentos del rechazo o de la persecución como han ido pasando los cristianos a lo largo de todos los siglos; cuando las tentaciones nos acosan y sentimos la tentación al abandono, al dejarse llevar por el ambiente, o nos vemos atormentados en medio de las dificultades o incomprensiones de los que nos rodean.
Pero Jesús nos dice también a nosotros: ‘No perdáis la calma: creed en Dios y creed también en mí’, porque Jesús nos asegura su presencia que nos llena de fortaleza, porque nos está pidiendo que vivamos profundamente unidos a El, porque tenemos que vivir con toda intensidad el amor que le tenemos para que deseemos no separarnos nunca de El. Promete que no nos dejará solos, que estará con nosotros, que parece que se va, pero lo que hace es prepararnos sitio y vendrá a buscarnos para que estemos para siempre unidos a El.
Cuando los discípulos le preguntan por el camino, ya hemos visto lo que ha respondido: ‘Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie va al Padre sino por mí’. Es Jesús  nuestro camino y nuestra verdad; es Jesús nuestra vida y nuestra salvación; es Jesús el único que nos lleva hasta el Padre para vivir esa profunda unión con El; hemos escuchado estos días que El es la puerta y quien entre por El encontrará la salvación. Solo con Cristo y por Cristo alcanzamos la vida y la salvación. Más adelante nos dirá que tenemos que estar unidos a El como el sarmiento a la vid para que no se seque sino para que pueda dar fruto. Ya lo escucharemos.
Viene el Señor a nuestra vida y nos lleva con El; dejémonos conducir por su Espíritu para que vivamos para siempre la vida de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario