viernes, 28 de febrero de 2014

El Evangelio de Jesús ilumina toda situación de la vida del hombre



El Evangelio de Jesús ilumina toda situación de la vida del hombre

Sant. 5, 9-12; Sal. 102; Mc. 10, 1-12
El evangelio de Jesús es Buena Noticia que viene a iluminar toda la vida del hombre en todas sus circunstancias y situaciones. ‘Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi sendero’, hemos recitado muchas veces con los salmos. Por eso, deseosos de esa luz queremos escuchar a Jesús, acudimos a El desde nuestras oscuridades, de los problemas que tenemos en la vida, desde lo que son nuestras luchas o nuestros deseos. Porque creemos en El y sentimos que es la verdadera luz para nuestra vida acudimos a El, acudimos a su Palabra y queremos dejarnos iluminar.
Algunas veces nos cuesta ponernos con nuestra vida frente a esa luz, porque quizá haya cosas que nos hacen sufrir por dentro, situaciones difíciles o dolorosas de las que no sabemos cómo salir,  pero aún así queremos dejarnos iluminar por su luz y a El acudimos llenos de confianza y queriendo poner mucho amor.
Si seguimos el recorrido que Jesús va haciendo y nos presentan las páginas del evangelio, vemos cómo Jesús se acerca a las diversas situaciones y problemas que viven las personas para allí siempre ir dejando un rayo de luz y de esperanza. Un rayo de luz que ilumine y nos haga ver con un nuevo sentido, con la novedad del Evangelio esas situaciones por las que pasamos. Un rayo de esperanza porque siempre con la presencia de Jesús nos sentimos confortados.
Hoy vemos a Jesús recorriendo otros lugares de Palestina; ha dejado Galilea y se ha venido a Judea y a Transjordania ‘y otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba’.  Jesús siempre trasmitiéndonos la luz de su evangelio. En esta ocasión son los fariseos los que se acercan con sus preguntas a Jesús. ¿Eran cosas que les preocupaban? Realmente estaban hablando de situaciones dolorosas por las que pasaban muchas personas cuando veían roto su amor y sus matrimonios abocados a la disolución. Como sigue pasando hoy en tantas personas y en tantas familias.
Pero ¿se acercaron los fariseos a Jesús porque les preocupaban esas situaciones o por la oposición unas veces larvada y otras veces totalmente abierta que tenían ante Jesús y lo que Jesús enseñaba? Ya el evangelista dice que para ponerlo a prueba vinieron a hacerle aquellas preguntas sobre el divorcio y lo que la ley de Moisés permitía.
Jesús les recuerda lo que es lo esencial y fundamental en el matrimonio. Está, por supuesto, reconociendo que no siempre es fácil, porque el corazón del hombre no siempre está lo suficientemente maduro para afrontar toda la riqueza y la grandeza de lo que es el amor matrimonial. Será necesario partir de un amor verdaderamente maduro que sea capaz de entregarse con total fidelidad, y será necesario por ambas partes una capacidad grande de acogida a la otra persona con la que se va a vivir una unidad bien profunda. No siempre es fácil. Pero de ahí, de un amor así, es de donde ha de nacer esa indisolubilidad del matrimonio y esa fidelidad total hasta la muerte. Y esto será posible cuando seamos capaces de vivir un auténtico y verdadero amor.
Cuando hablamos de amor, y también de ese amor tan especial que es el amor matrimonial, siempre el cristiano ha de tener como referencia a Cristo y lo que es su amor. Porque es en Cristo donde vamos a aprender lo que es el amor verdadero. Recordemos que luego san Pablo en sus cartas cuando nos habla de ello hace la comparación entre el amor entre un  hombre y una mujer, un amor matrimonial, con el amor que Cristo le tiene a su Iglesia, convirtiéndolo uno en imagen del otro.
Cristo y su amor serán siempre la luz que ilumine nuestra vida en cada situación concreta que vivamos. Cristo y su amor será  siempre esa lámpara que va a iluminar el sendero de nuestra vida para que podamos recorrerlo, vivir en la mayor plenitud; es la plenitud del amor de Cristo como tiene que ser la plenitud de nuestro amor.

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