viernes, 24 de enero de 2014



Irnos con el Señor para sentirnos en su presencia e inundados en su amor

1Sam. 24, 3-21; Sal. 56; Mc. 3, 13-19
‘Jesús subió a la montaña, llamó a los que El quiso, y se fueron con El’. El texto del Evangelio de hoy lo podemos considerar la llamada del Señor a sus discípulos para elegir de manera especial a doce de entre ellos y constituir el grupo de los Apóstoles; aquellos que iban a estar más cerca de Jesús y a los que de manera especial les iba a confiar su misma misión. ‘A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios’. Y nos da el evangelista la relación de los Doce que fueron elegidos.
Van a ser piedra fundamental de la Iglesia que Jesús está instituyendo y en ella van a ser sus especiales enviados; eso significa en sí misma la palabra ‘apóstol’. Veremos a ese grupo de los Doce estar de manera especial con Jesús, a quienes Jesús les explica con mayor detalle lo que a todos va enseñando y les dará incluso especiales instrucciones, pero en quienes primero ha de verse reflejada esa comunidad que Jesús quiere constituir que es la Iglesia.
Por eso será tan importante y significativo lo que a ellos en especial va enseñando y veremos como en ocasiones, incluso, se los lleva a lugares apartados para estar a solas con ellos, o como a ellos de manera especial les va instruyendo cuando van de camino o en casa.
Pero este es un texto del evangelio que a todos nos dice algo, porque el don de la fe que anima nuestra vida es también una llamada y elección especial que a nosotros también nos ha hecho el Señor. No es un texto que solo haga referencia a quienes han recibido una llamada, una vocación o una misión especial dentro de la Iglesia, como puedan ser sacerdotes, misioneros o quienes estén llamados a una consagración especial. Es cierto que para ellos tiene un significado bien especial este texto, pero a todos nos puede enriquecer.
‘Llamó a los que El quiso y se fueron con El’, vimos que decía el evangelista. Por la fe, que es un don y un regalo de Dios porque es un don sobrenatural, nosotros somos también especialmente llamados y elegidos por el Señor. Ser cristiano es un don de Dios, una elección y predilección especial del Señor que nos concede el don de la fe. Y la fe no es simplemente aceptar unas ideas o una manera de pensar, sino que la fe entraña una nueva manera de vivir. ¿Y sabéis cual es esa manera de vivir que entraña el tener fe? Sencillamente estar con el Señor. Los llamó y se fueron con El. Nos llama el Señor, despierta en nosotros ese don maravilloso de la fe y queremos vivir con El, queremos estar con El con todo lo que eso implica.
Recordamos lo que hemos venido viendo en estas primeras páginas del Evangelio de Marcos que ahora estamos escuchando. La gente poco menos que se daba de codazos por estar cerca del Señor. Recordemos lo que se nos decía ayer que Jesús les decía que tuvieran preparada una barca no lo fuera a estrujar la gente. Querían estar con Jesús. Se despertaba la fe en Jesús en aquellos corazones y el primer deseo era ese, estar con Jesús. Como ahora a los que especialmente llama, ‘se fueron con El’.
Por la fe, nosotros queremos estar con Jesús; y estar con Jesús entraña muchas cosas, porque no queremos perdernos ni una sola de sus palabras, porque queremos estar aprendiendo continuamente de su vida, porque deseamos parecernos a El, porque queremos gozar y disfrutar de su presencia continuamente y nunca queremos separarnos de El. 
Cuando hablamos de cómo hemos de vivir nuestra vida cristiana una de las cosas que enseguida decimos que nos es necesario es el orar; la oración como algo fundamental de nuestra vida. Tendríamos que decir es una necesidad, es algo sin lo que no nos podríamos pasar, porque orar no es solamente hacer unos rezos, recitar unas oraciones, sino que orar es estar con el Señor; y estando con el Señor le hablamos y le escuchamos, entramos en ese diálogo entrañable de amor. Eso tendría que ser siempre nuestra oración.
Ojalá nosotros sepamos hacer lo mismo que hicieron aquellos primeros llamados, de los que nos habla hoy el Evangelio, ‘se fueron con El’, sepamos irnos así con el Señor, para sentirnos siempre en su presencia e inundados de su amor.

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