lunes, 15 de abril de 2013


Creyendo en Jesús descubramos los valores que nos llevan a una vida de plenitud

Hechos, 6, 8-15; Sal. 118; Jn. 6, 22-29
‘Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús’. El día anterior Jesús les había dado de comer pan en abundancia allá en el descampado. Cuando quisieron proclamarlo rey Jesús se había retirado él solo a la montaña. Los discípulos habían embarcado rumbo a la otra orilla. Ahora los que quedaron, al llegar unas lanchas de Tiberíades, se embarcaron también rumbo a Cafarnaún buscando a Jesús.
¿Por qué lo buscaban? ¿Por qué lo buscamos? También quizá nosotros tendríamos que preguntarnos. Podríamos suponer que lo buscamos, como lo buscaba aquella gente, por fe. Sin embargo, es lo que Jesús les plantea cuando al llegar a Cafarnaún se encuentran allí a Jesús. ‘Maestro, ¿cómo has venido aquí?’ Ellos habían visto que  no se había montado en la barca con el grupo de los apóstoles.
Jesús les dice: ‘Os aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros’. El signo había sido la multiplicación de los panes por lo que habían comido hasta saciarse, pero no veían más allá. Algunas veces no vemos más allá de lo primero que está delante de nuestros ojos, pero que quizá sucede porque quiere decirnos algo más. Hay que saber leer los signos. Encontrar su significado. Los milagros que Jesús realiza no es solo el milagro, en este caso de multiplicar los panes, o en otros casos de curar de una enfermedad, dar la vista o hacer caminar a un inválido. En todo eso hemos de saber leer lo que Jesús quiere decirnos, lo que realmente Jesús quiere darnos.
Por eso les dice ahora Jesús: ‘Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura, el que os dará el Hijo del Hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios’. Quiere Jesús que busquemos otra vida que va más allá de esta vida terrena, aunque por supuesto no tenemos que descuidarla; Jesús cura al enfermo, alimenta al hambriento, hace hablar al mudo… es importante ese vida humana en todas sus características y funciones, que forman parte de una vida con dignidad.
Pero no nos quedamos ahí. Jesús quiere darnos algo más. Ahí esta el amor de Dios que es misericordioso y compasivo y atiende nuestras necesidades, pero hay algo más hondo en la vida del hombre que quizá no vemos o palpamos con nuestros sentidos materiales, pero que en verdad nos pueden llevar por caminos de mayor plenitud y grandeza.
Muchas veces en esas cosas que nos suceden, incluso en las situaciones duras o difíciles que podamos vivir podemos descubrir, tenemos que aprender a descubrir cosas buenas que nos pueden ayudar o que pueden enriquecer nuestra vida desde lo más hondo. Lo que nos sucede puede ser un signo que nos ayude a pensar y a tratar de descubrir valores más hondos. Siempre podemos aprender una lección.
Pienso en la situación concreta en que vive hoy nuestra sociedad con sus crisis de todo tipo, que provocan también muchas carencias y necesidades en muchas personas que realmente lo están pasando mal. Pero a pesar de todo eso uno puede percibir, aunque no siempre sean noticias que salgan en los titulares, que quizá se está suscitando un movimiento por ejemplo de solidaridad que está comenzando a brillar con su luz propia en medio de tantas oscuridades de nuestra sociedad. Cada vez se escucha más hablar de la generosidad de muchas personas que comparten su tiempo, sus cosas, sus bienes incluso para ayudar a estas personas que lo están pasando mal.
Va surgiendo un movimiento en nuestra sociedad que clama por mayor justicia y la búsqueda de un verdadero bienestar, aunque siempre haya quien se aproveche de estas cosas para crear inestabilidades y situaciones difíciles. Pero estos movimientos solidarios son cosas positivas, son valores que se van suscitando y que van floreciendo cada vez más. Y hemos de aprender la lección, descubrir también esas cosas positivas y buenas.
Desde nuestra fe hemos de saber hacer una lectura positiva de cuanto  nos sucede y ver lo que el Señor realmente nos va pidiendo. Cuando aquella gente le pregunta a Jesús ‘¿cómo podremos ocuparnos en los trabajos que Dios quiere?’ Jesús les dirá que lo que Dios nos está pidiendo, ‘el trabajo que Dios quiere es que creamos en el que El ha enviado’; en una palabra, que pongamos toda nuestra fe en Jesús.
¿Qué buscamos en Jesús?, nos preguntábamos antes. Que encontremos la fe verdadera. Y es que creyendo en Jesús encontraremos ese sentido nuevo de nuestra vida que nos conducirá a una vida plena; creyendo en Jesús en El vamos a tener también la fuerza que necesitamos, la gracia divina, para emprender esa tarea de conducir nuestra vida a la plenitud; creyendo en Jesús vamos a tener esa luz para descubrir esos valores nuevos que hemos de vivir y hacer germinar en nuestra sociedad.

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