lunes, 3 de diciembre de 2012


Nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas

Is. 2, 1-5; Sal. 121; Mt. 8, 5-11
‘Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob: El nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas’. Es la invitación que escuchamos casi al comienzo de este tiempo del Adviento. ‘Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos’, nos decía el profeta en referencia a Sión, el monte de la casa del Señor.
Es un camino que vamos a hacer en estas poco más de tres semanas como preparación para la celebración de la venida del Señor. Con los profetas del Antiguo Testamento, Isaías, Jeremías y todos los profetas, con los personajes bíblicos del entorno de Jesús, María, Juan el Bautista, José, Zacarías e Isabel iremos dejándonos conducir por el Espíritu del Señor que nos va iluminando con la Palabra del Señor que cada día escucharemos. En el evangelio iremos escuchando diversos textos con palabras de Jesús por una parte que  nos ayudarán a descubrir esas actitudes fundamentales de lo que es el seguimiento de Jesús y en los últimos días relatándonos con todo detalle lo que los evangelistas nos narran de lo sucedido en torno al nacimiento de Jesús.
Una y otra vez resonará la invitación a la conversión y a la renovación de nuestra vida invitándonos a abrir nuestro corazón al Señor que llega a nuestra vida. Por eso ha de estar muy presente la palabra del Señor que escucharemos, meditaremos, oraremos cada día, dejándonos interpelar allá en lo más hondo de nuestro corazón.
‘El nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas’, hemos escuchado hoy que nos decía el profeta. Esa palabra que nos invita a caminar ‘a la luz del Señor’. En las imágenes que nos irán presentando los profetas iremos descubriendo cómo ha de ser por caminos de paz y de amor cómo hemos de prepararnos.
El Señor llega a nuestra vida y no caben en nosotros ni actitudes egoístas ni violencia de ningún tipo. Por eso los instrumentos de guerra nos dirá hoy el profeta tendrán que transformarse para convertirse en instrumentos que nos ayuden a construir la vida en paz, paz que nos llevará a la prosperidad. Por eso nos dice: ‘De las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra’.
Creo que nos está señalando muchas cosas que hemos de hacer, muchas actitudes que tenemos que cambiar en nuestro corazón, nuevas maneras de actuar siempre conducidos por la paz y el amor. Muchas veces por nuestras maneras de reaccionar y de actuar pareciera que somos más dados a la guerra y a la violencia que al trabajo honrado lleno de paz.
Con qué facilidad saltamos llenos de violencia tantas veces en nuestras mutuas relaciones cuando no nos gustan las cosas o alguien pudiera hacer algo que nos pareciera que nos pueda dañar. Lo que Jesús nos enseñará en el evangelio de perdonar hasta setenta veces siete o de poner la otra mejilla cuando alguien nos ofende, pareciera que no van con nosotros y siempre tenemos una disculpa para nuestras reacciones airadas o nuestras violencias.
Pero será algo en lo que tenemos que irnos superando cada día, ir mejorando en nuestras mutuas relaciones. Si con sinceridad queremos hacer este camino del Adviento que nos lleve a celebrar como Dios viene a nosotros son actitudes y valores que hemos de saber cultivar en nuestra vida, el perdón, la comprensión, el amor, la generosidad, la solidaridad, la sinceridad, etc. Así son los caminos del Señor, esas son las sendas que hemos de recorrer.
Es un camino que hemos de hacer con fe, con una fe grande y profunda estando bien ciertos que es el Señor que viene con su gracia y con su salvación. Nos da ejemplo el centurión que en el evangelio se acerca a Jesús para pedirle por su criado que está enfermo. Lo hace con fe, con total confianza en el Señor, pero también con una humildad grande. Es cómo tenemos nosotros que saber acercarnos al Señor. Si no hay esa autentica humildad en nuestro corazón difícil va a ser que lleguemos a tener ese encuentro vivo con el Señor y que en consecuencia vivamos con autenticidad nuestra navidad. Dejémonos transformar por el Señor poniendo toda nuestra fe en El. 

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