jueves, 12 de julio de 2012

Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas

Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas
Oseas, 11, 1-4.8-9; Sal. 79; Mt. 10, 7-15

‘Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas…’ Son palabras del profeta queriendo expresar en esa ternura el amor que Dios nos tiene. Pero he de confesar que meditando este hermoso texto de Oseas, ¿a quién no se le revuelve el corazón y no se le conmueven las entrañas ante tanto amor cómo Dios nos manifiesta?

La ternura de Dios nos llena necesariamente a nosotros de ternura también. De la misma manera tendríamos que sentirnos emocionados ante la ternura de Dios. Para que luego digamos que el Dios del Antiguo Testamento es un Dios de temor. Es cierto que se manifiesta grandioso en sus obras y muchas veces vemos descrita su presencia entre espectaculares manifestaciones del poder del Señor a través de la fuerza de la naturaleza, entre el fragor de los truenos y el resplandor brillante de los relámpagos en medio de la tormenta.

Pero todas esas manifestaciones no vienen a decirnos otra cosa que ese Dios inmenso y grandioso en su gloria y su poder es un Dios que nos ama y que se preocupa por nosotros queriendo atraernos siempre a su amor. Hoy nos aparece en la descripción del profeta como el padre lleno de amor que cuida de su hijo, lo corrige y lo quiere llevar por buen camino pero lo atrae a su corazón con las manifestaciones más tiernas del amor.

Nos enseña a andar, a dar los primeros pasos por la vida, nos lleva en sus brazos, nos cuida y nos protege con su providencia amorosa, nos hace sentir su presencia en todo momento y nos da seguridad en los momentos difíciles y duros de la vida, nos corrige pero siempre nos está ofreciendo su amor y su perdón.

La descripción que va haciendo el profeta nos recuerda lo que es toda la historia de la salvación vivida por el pueblo de Dios, recordando su salida de Egipto, el conducirlos con su protección a través del desierto regalándoles una tierra que manaba leche y miel. Es cierto que como tantas veces los hijos hacemos con los padres, hubo muchos momentos de infidelidad y de olvido del amor del Señor, rompiendo la Alianza que Dios había hecho con ellos para que fueran su pueblo y El fuera para siempre su Dios, pero ahí sigue el Señor manifestando su amor a través de los profetas buscándolos y trayéndolos de nuevo a los caminos de la fidelidad a la Alianza.

Todo esto nosotros lo vemos culminado en Jesús, porque en la plenitud más grandiosa del amor que Dios nos tiene nos envió a su Hijo, nos entregó a su Hijo que llegará a morir por nosotros para seguir buscándonos y manifestándonos el amor del Señor siempre compasivo y misericordioso con su pueblo. ‘No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín…’ como el padre que corrige y castiga a su hijo por la maldad que haya hecho pero siempre pondrá por medio la medida del amor para no excederse en el castigo, para ofrecerle siempre el perdón al hijo descarriado.

Miremos cada uno nuestra historia personal y seamos capaces de contemplar la historia del amor del Señor que se manifestado tantas veces en nuestra vida. Cómo nos llama y nos busca el Señor. Nuestra historia personal está llena de pecado pero estamos seguros que irá siempre acompañada por la historia del amor de Dios en nuestra vida. El amor del Señor es más fuerte y más grande que lo que ha sido nuestro desamor. Comencemos a dar una buena respuesta de amor.

Cada uno con sinceridad puede recordar su pecado y su infidelidad, pero ha de recordar agradecido tantas manifestaciones del amor del Señor que siempre nos ha cuidado y nos ha protegido. Seamos capaces de abrir los ojos de la fe para descubrir tanto amor. Seamos agradecidos a ese amor del Señor y dejemos que se nos conmuevan también nuestras entrañas y llenemos de ternura nuestro corazón y nuestra vida para responder así mejor al Señor.

1 comentario:

  1. GRACIAS PADRE DE TODO CORAZON, DURANTE ESTOS CINCO AÑOS HE LUCHADO PARA SER FELIZ AUNQUE UN DIA VIVI EN UN ERROR DIOS ME CONDUJO A SU VERDADERO AMOR, ESA LUCHA ES CONSTANTE Y MI DIOS ME GUIA SIEMPRE, HE SENTIDO SU AMOR.RAFAEL.

    ResponderEliminar