miércoles, 22 de febrero de 2012


Convertios a mí de todo corazón

Joel, 2, 12-18; Sal. 50; 2Cor. 5, 20-6, 2; Mt. 6, 1-6.16.18
‘Convertios a mí de todo corazón… convertios al Señor Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso…’ Es el grito, la invitación, la llamada que escuchamos hoy al iniciar este tiempo de Cuaresma.
Todos somos convocados. Hermosas las imágenes que nos ofrece la profecía de Joel. La Palabra de Dios en este día es como una trompeta que nos convoca, nos congrega, nos llama. Es el Señor compasivo y misericordioso el que nos llama y nos invita. No podemos sentirnos tan abrumados por nuestros pecados que tengamos miedo, porque sabemos que nos vamos a encontrar con el amor de Dios siempre misericordioso, siempre compasivo.
Cuaresma, camino hacia la Pascua. Cuaresma, camino que empezamos a recorrer hoy queriendo prepararnos para la celebración pascual. Cuaresma, camino que nos conduce y nos impulsa a caminos de perfección y de santidad. Cuaresma, un camino de superación, de crecimiento, de purificación. Cuaresma, camino de gracia que nos lleva al encuentro con el Señor.
‘Ahora es el tiempo de la gracia; ahora es el día de la salvación’, nos decía la Palabra de Dios. No podemos hacernos oídos sordos a la llamada del Señor. Tenemos que dejarnos reconciliar con Dios, como nos dice el Apóstol. No es solamente que nosotros queramos reconciliarnos, sino que es el Señor el que nos ofrece la reconciliación y el perdón.
Es un tiempo propicio. Como nos dice el Papa en su mensaje para la Cuaresma de este año: ‘La Cuaresma nos ofrece una vez más la oportunidad de reflexionar sobre el corazón de la vida cristiana: la caridad. En efecto, este es un tiempo propicio para que, con la ayuda de la Palabra de Dios y de los Sacramentos, renovemos nuestro camino de fe, tanto personal como comunitario. Se trata de un itinerario marcado por la oración y el compartir, por el silencio y el ayuno, en espera de vivir la alegría pascual’.
No podemos detenernos en la brevedad de esta reflexión a entrar en todo detalle en el mensaje que nos ofrece el Papa. Ocasión podemos tener en otros momentos. Sus reflexiones las hace ‘a la luz de un breve texto bíblico tomado de la Carta a los Hebreos: «Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras» (10,24)’. Va a insistirnos mucho en la caridad, en el amor, la solidaridad que tanto se necesita en nuestro mundo y en el que los cristianos tendíamos que destacar de manera especial
Como nos dice al final de su mensaje ‘Ante un mundo que exige de los cristianos un testimonio renovado de amor y fidelidad al Señor, todos han de sentir la urgencia de ponerse a competir en la caridad, en el servicio y en las buenas obras (cf. Hb 6,10). Esta llamada es especialmente intensa en el tiempo santo de preparación a la Pascua’.
Iniciamos nuestro camino con el rito de la imposición de la ceniza. Nos sentimos pecadores, necesitados de conversión. Por eso dejamos caer la ceniza sobre nuestra frente. Pero que no sea un rito sin mas que realizamos, sino que vaya expresando en él nuestro deseos de convertirnos en verdad al Señor.
Y si nos convertimos al Señor lleno de amor y de misericordia, es por los caminos del amor, de la misericordia, de la solidaridad por donde hemos de caminar nosotros. En eso tendremos que esforzarnos de manera especial en este camino de cuaresma para que cuando llegue la pascua en verdad la celebremos con todo sentido porque nos amemos más y nos sintamos más hermanos los unos de los otros.

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