lunes, 14 de septiembre de 2009

Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor


Núm. 21, 4-9
Sal. 27
Jn. 3, 13-17



‘Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo; en El está nuestra salvación, vida y resurrección; El nos ha salvado y liberado’.
Así hemos comenzado hoy nuestra eucaristía. En la aclamación después de la consagración podemos decir: ‘Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor’. Hoy es la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Si en mayo por una antiguo fiesta litúrgica que recordaba el encuentro de la Santa Cruz en tiempos de Constantino la devoción popular se centraba en el adorno de las Cruces, esta fiesta de Setiembre está normalmente más unida a una fiesta de Cristo crucificado. Y realmente tiene una gran razón teológica, a mi parecer. Cuando nosotros celebramos la Cruz a quien realmente estamos celebrando es a Cristo en ella crucificado. Quien nos salva no es la cruz, sino Cristo que ha muerto en ella para nuestra salvación. De ahí que veneremos la Cruz, e incluso como lo hacemos el Viernes Santo en la Liturgia de la Pasión y Muerte de Cristo la adoramos. Pero realmente a quien estamos adorando es a Cristo mismo en ella clavado para nuestra salvación.
Oh Cruz bendita, tú sola fuiste digna de sostener al Rey Señor de los cielos’, decimos en una antífona de la Liturgia de las Horas. En otra antífona decimos: ‘Cómo brilla la Cruz, de la que colgó Dios en carne humana y en la que, con su sangre, lavó nuestras heridas’. En ese sentido podríamos recordar algunas otras antífonas que vienen a recoger lo que para la Iglesia ha significado la Cruz a través de los siglos y expresado en la oración de la Iglesia.
La Cruz que es para nosotros el gran signo de la vida y del amor. En ella Cristo muriendo nos dio la vida. Y por otra parte podemos decir que Cristo crucificado en ella es la prueba más grande del amor. ‘Nadie tiene mayor amor que aquel que da la vida por el amado’. Y Cristo en la Cruz dio su vida por nosotros. ¿Habrá signo mayor de amor?
Para los judíos es una locura y para los griegos una necedad, nos explica san Pablo en sus cartas, pero nosotros hablamos de Cristo Crucificado que es nuestra sabiduría y nuestra salvación. Fuerza y poder de Dios que se manifiesta en la aparente debilidad de una cruz. Es, pues, nuestro orgullo que con gallardía sabemos llevar como signo ante los demás de nuestra fe y de nuestra condición de cristianos, porque con ella fuimos marcados desde nuestro bautismo.
Se convierte como en nuestro estandarte que llevamos con nosotros como un signo de nuestra pertenencia a Cristo y de nuestra fe, pero que se convierte para nosotros también en señal de victoria que nos defiende de las acechanzas del enemigo. Recordamos cuando Constantino iba a emprender batalla contra unos contrincantes que eran signo de la persecución que hasta entonces sufrían los cristianos, se cuenta que tuvo una visión en la que aparecía una cruz como estandarte de batalla y escuchaba una voz que le decía: ‘con este signo vencerás’. Puso la cruz en sus estandarte y fue el principio de fin de las persecuciones que en aquellos tiempos estaban sufriendo los cristianos.
Que así llevemos nosotros como un estandarte, como una gran señal en nuestra vida el signo de la cruz. Nuestros antepasados, llenos de fe, la ponían en los cruces de los caminos y allí habían sufrido alguna desgracia. Así nuestros pueblos en sus calles, caminos y plazas están sembrados de cruces que fueron un gran signo de fe y de religiosidad para nuestros antepasados y pueden seguir siendo en nuestro tiempo también un signo visible de nuestra fe y de nuestra religiosidad, aunque nuestra sociedad secularizada, laicista hasta extremos en ocasiones que rozan la ridiculez, atea y guerrera contra todo lo que suene a Dios, quiera desterrar la cruz de todas partes.
No podemos permitirlo. Necesitamos de ese signo que nos eleve a Dios y al mismo tiempo nos haga abrazar a los hermanos – no olvidemos los dos trazos de la cruz, uno vertical que nos lleva a Dios y otro horizontal como un abrazo con los hermanos -.
Necesitamos de ese signo de reconciliación y de reencuentro en nuestra sociedad rota, enfrentada y dividida por tantas razones.
Y es que tenemos que decir que si los cristianos llevamos la señal de la cruz con nosotros seguro que siempre estaremos buscando la paz y la reconciliación. Precisamente cuando parece que nos molesta la señal de la cruz en la vida del hombre o presente en la sociedad es cuando la mayoría de las veces lo que hacemos es sembrar rencores y resentimientos, estamos resucitando viejas heridas que en lugar de curarlas parece que las enconamos más para más enfrentarnos, para más sembrar desconfianza en las relaciones humanas, para mantener los distanciamientos, y para olvidar lo que significa el perdón y la reconciliación.
Necesitamos, pues, de la presencia de la cruz en nosotros y en medio de nuestra sociedad. Hoy celebramos la Exaltación de la Santa Cruz. Que cada día la exaltemos más porque con orgullo la llevemos presente en nuestras vidas, cada día sepamos descubrir esa cruz que nosotros personalmente hemos de cargar sintiendo que Cristo es nuestro Cireneo, y sepamos hacer también nosotros de cireneos para ayudar a los demás, a llevar su cruz de cada día que de tantas maneras se les manifiesta en sus vidas.
Resplandece la Santa Cruz por la que el mundo recobra la salvación. ¡Oh Cruz que vences, cruz que reinas, cruz que nos limpias de nuestros pecados!’

1 comentario:

  1. Por tu cruz y resurreccion nos has salvado senor tenia que suceder asi porque era la unica forma de salvar la raza humana del pecado, entonces jesus padre mio cargaste con todos los pecados de la raza humana,y nos redimiste por tu gran misericordia, oh padre amado jesus nos amastes tanto que preferiste sacrificarte tu para darnos vida eterna, oh padre mio jesus tu amor es tan grande que moririas de nuevo con tal que ninguna de tus criaturas vallan a ese lugar tenebroso y terrible que es el infierno por eso nos dan el chande de arrepentirnos, diste tu vida por todos nosotros y en tu palabra santa dices venid a mi los que se sienten agobiados con sus cargas que yo lo aliviare, palabra de dios "te alabamos senor"
    padre mio dios somo hechos a imagen y semanza tuya, por favor senor no nos abandones mantente siempre a nuestro lado y miranos con ojos de piedad, ten misericordia de todos nosotros y del mundo entero, libranos senor jesus de las llamas del infierno y lleva toda las almas al cielo en especial las mas necesitadas de tu misericordia Amen.

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